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Foto del escritorRicardo Roa

¿Por qué Dreamland de Glass Animals es el álbum perfecto de la pandemia?

Actualizado: 30 ene 2023

Nostalgia para llevar o para escuchar en el camino

Dreamland y su efecto en un generación perdida

Esto no es una reseña. Ya pasó más de un año del estreno de Dreamland, el tercer álbum de Glass Animals, así que a estas alturas ni siquiera es relevante. Aunque, por otro lado, ¿no hemos perdido ya toda noción de tiempo? Tenemos casi dos años en aislamiento (se supone) y, no sé ustedes, pero no ha sido fácil, sobre todo porque a veces es peligroso pasar tanto tiempo solo. A pesar de todo, Dreamland me acompañó en este extraño momento y por eso no deja de dar vueltas en mi cabeza la idea de que este álbum enmarca perfecto el sentimiento que la pandemia ha traído consigo.

Más aún, creo que el aura de las canciones retrata perfecto el sentimiento de una generación perdida, mi generación. Me refiero a quienes nacieron en los últimos tres o cuatro años de los 90 y que, en teoría, son 90s kids, pero a la vez como que no lo son. A veces son millennials, pero a veces no (depende de a quién le preguntes). Están en una suerte de limbo generacional, pero esta maldita necedad de encajar en algún lugar les trae inevitablemente la nostalgia de una época que realmente no vivieron, lo cual los hace ver patéticamente decadentes porque no dejan de creer que el fin está cerca. Pero esto tampoco es un ensayo. A lo mucho, es una búsqueda del tesoro.


El poder de la nostalgia

Cuando era pequeño, mi prima y yo jugábamos en casa de mi abuela a crear pequeños recorridos, rallies, o búsquedas del tesoro, que consistían en encontrar las pistas o en resolver los desafíos para avanzar al siguiente; nos metíamos debajo de la mesa y así nos divertíamos por horas. Pero, ¿Qué tiene que ver todo esto con Dreamland? Pues que muchas veces así se siente la nostalgia. El ejercicio de rememorar se convierte en una búsqueda (cada quién sabe de qué). Se puede trazar el camino de vuelta hasta llegar ahí, donde sabemos que tenemos un cofre enterrado.

Dreamland es una recolección de memorias y referencias de la cultura pop, no sólo de los 90, sino de varias décadas pasadas.

Me parece que la mayoría de mis contemporáneos se sentirán identificados de alguna manera con lo que están a punto de leer, porque al final todos extrañamos algo. El confinamiento nos obligó a pasar más tiempo en casa y eso nos hizo volver lentamente en el tiempo. Tenemos ese poder. Para algunos habrá sido agradable recordar viejos tiempos, para otros, quizás no tanto, pero todos volvimos. ¿Quién no abrió un álbum de fotos viejo o hizo limpieza de los cajones en estos casi dos años de encierro? ¿Quién no se encontró esa carta vieja o ese objeto que nos recordó a una persona que ya no está en nuestras vidas? ¿Quién no hizo introspección? ¿Qué se sintió? Dreamland le pone música a todos esos sentimientos.


Rola por rola

Para crear el sonido de este álbum Dave Bayley mezcla sonidos que hacen pensar en juegos de computadoras, risas de niños y extractos de películas caseras que fueron grabadas por su mamá cuando él era apenas un bebé. La introducción de elementos propios de la cultura popular recrean la esencia de las décadas pasadas. Ya el título del álbum sugiere un estado liminal, de ensueño, a veces borroso, mientras que la primera canción del disco, del mismo nombre, nos adentra en este espacio:

slippin’ through dreamland like a tourist

that first friend you had, that worst thing you said

that perfect moment, that last tear you shed

all you’ve done in bed, all in Memorex

La memoria puede resultar falible en ocasiones y los recuerdos se resbalan. Para conservar la certeza de nuestro pasado, hemos creado una memoria artificial, compuesta de grabaciones, momentos y souvenirs.

En “Tangerine”, la segunda canción, se menciona la serie Friends y al maestro de Daniel Larusso, el Sr. Miyagi. Esta canción explora el sentimiento de encontrar a un viejo conocido que ha cambiado. Ahora tiene una cáscara dura y amarga y, aunque tú sabes que en el fondo hay un ser dulce, la nueva faceta ya no te deja verlo y no queda más que rememorar:

I miss ramen noodles and

laughing at you and your gran

in home movies

Continúa aquí la insistencia en hacer memoria principalmente por medio de películas u otros elementos. Sin embargo, “Tangerine” deja un sabor amargo porque queda claro que recordar nos obliga a extrañar.

Ahora les voy a desbloquear un recuerdo, o varios. Seguro conocen Space Ghost Coast to Coast, y si no les suena, búsquenlo y escuchen por su cuenta. Así se llama la cuarta canción del álbum. Ésta trata sobre una amistad cercana de la infancia que, con el tiempo, terminó. El tono sigue siendo muy nostálgico. La canción está plagada de referencias: GTA y Dr. Dre, Pokémon y Capri Sun, N64 y Hot Pockets. Pero la dolorosa realidad de la canción es enfrentarse a que todo eso ha quedado en el pasado:

you think that you’re space ghost

you’re going coast to coast

fuck that shit, now I go

my way and you go yours

Me parece incluso, que esta canción es una de las más maduras de todo Dreamland porque expresa enojo. Si bien la letra pinta la imagen de una infancia noventera, el mensaje no es el de querer volver, sino lo contrario. Parece, de hecho, que hay un rechazo a la idea de regresar a ese tiempo. Al final, de eso se trata crecer.

Otra canción que se merece un poco de atención es “Your Love (Déjà Vu)” que habla sobre estar en una mala relación (no necesariamente una romántica) y cómo a veces uno no puede salir, porque, como dice Dave, somos adictos a la autodestrucción:

Night by night, I let you eat me alive

I want you to eat me alive

I want you to eat me alive

Y por eso es déjà vu, porque se repite una y otra vez. El efecto, por ejemplo, está representado con la insistencia en ese último elemento del interludio. A veces también buscamos un poco de caos. Pero si se me permite un poco de licencia interpretativa, considero que la adicción al sufrimiento puede entenderse también en términos de la nostalgia, porque nos gusta recordar, incluso los buenos momentos, aun cuando el hecho de haberlos perdido duele.

“Waterfalls coming out your mouth” (mi favorita) continúa con las referencias. Por ahí se menciona la Pepsi azul tan dosmilera, Scooby Doo y The Price Is Right. Y aunque Bayley dijo que la canción es sobre la mirada en retrospectiva y sobre la pretensión de ser alguien que no somos, especialmente al inicio de una relación, la letra también da cuenta del paso del tiempo, de cómo se nos escapa. Ejemplo de esto es la siguiente yuxtaposición:

cheap booze, Pepsi blue

you got bottles in from 2002

hot glue, vape juice

hit undo, how the hell are you so cool?

Los dos primeros productos son propios de los 2000, como ahí se dice. Es la forma en la que alguien se ponía high entonces. Ahora, lo de moda es el vape. Pero quizá esa fachada fue demasiado lejos y por eso hay que regresar un paso. En un abrir y cerrar de ojos, se fueron veinte años.

Damos un salto hasta “Heat waves”, que es tal vez una de las canciones más melancólicas y fuertes del álbum, sobre todo porque supone una lección acerca de aceptar la separación, aunque esta vez no con ira, como en “Space Ghost Coast to Coast”. Por eso me parece la mejor forma de concluir nuestro recorrido. Más allá de la intensidad del vínculo, aceptar que lo más sensato es decir adiós nunca es sencillo.

now I gotta let you go

you'll be better off in someone new

I don't wanna be alone

you know it hurts me too

Esta canción es la que menos referencias tiene, porque la historia es mucho más personal. El enfoque deja de ser el recuerdo de cómo eran las cosas alrededor, qué música sonaba entonces o qué había en televisión, y pasa a ser mucho más introspectivo. La canción, quizás más que cualquier otra, examina los sentimientos del yo lírico, así como la futilidad de aferrarse al pasado.


Perfección

Ahora que seguimos las pistas, encontramos las referencias y descubrimos los significados, ¿a dónde nos llevó la búsqueda? Llegamos, abrimos el cofre, nos perdimos en la memoria unos minutos, pero no más. El tesoro tiene que volver a su escondite. Por eso me parece la analogía perfecta de la nostalgia. En algún momento, ésta fue descrita como una enfermedad propia de los soldados que pasaban mucho tiempo fuera de casa y empezaban a mostrar síntomas de una pena que los afligía. Pero creo que la nostalgia es mucho más que la añoranza por el hogar; es el dolor del retorno, porque en el fondo sabemos que regresar es imposible; que no nos podemos quedar con el tesoro.

La nostalgia vende. Es una estrategia bastante común dentro de la mercadotecnia. After Hours (2020) de The Weekend o el último disco de Dua Lipa, Future Nostalgia (2020) son ejemplos de la explotación de sonidos característicos de otras épocas o referencias a décadas pasadas. Dreamland, sin embargo, se desmarca de esta tendencia por la íntima relación que existe entre el creador y su obra, así como con el momento histórico en el que fue concebida, razón por la cual lo considero el disco más representativo de la pandemia. La autenticidad del álbum es, para mí, el motivo por el cual es fácil conectar con sus letras. No se trata de acumular referencias sólo porque sí, sino que son elementos que construyen un escenario y ayudan a contar una historia.

Pero, ¿por qué nos fascina añorar aquello que ya no tenemos o que nunca tuvimos?

¿Por qué nos gusta rascar la herida? Quizá es porque el presente es terrible, el fin del planeta está cerca y es más fácil vivir en un mundo de fantasía; o tal vez se debe a la necesidad de recuperar aquello que sentimos perdido; posiblemente, es porque nos gustaría un reinicio que nos permitiera, ahora sí, “hacer las cosas bien” (lo que sea que eso signifique), o quizá simplemente queremos regresar a lo que creemos que fue un tiempo más simple, ese lugar idílico que está grabado en VHS en un película casera. Y es que a casi dos años de este extraño aislamiento forzado, a veces quisiera que todo hubiera sido sólo un sueño.

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Un cluster musical se define como un acorde compuesto por al menos tres notas adyacentes en una escala. Tocadas simultáneamente, éstas crean textura y profundidad armónica desde la disonancia.

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