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Foto del escritorMariana Sánchez

Piano (Islandia + colores) = Víkingur Ólafsson

Actualizado: 6 ene 2021


Desde Bach hasta Glass (pasando por Rameau, Chopin y Debussy) pero al mismo tiempo acercándolos a todos en un mismo espacio interpretativo, uno en el que el joven pianista islandés replantea –a mi parecer– completamente la función del músico intérprete, escuchamos un piano atmosférico, lleno de colores y texturas, siempre con nuevas propuestas auditivas que resultan para el escucha una especie de vaso de agua fresca por la mañana. Para este texto me centraré en sus 4 álbumes más recientes, que a la vez han sido los más impactantes y reconocidos en el mundo de la música académica occidental; éstos son Philip Glass: Piano Works (2017), Johann Sebastian Bach (2018), Bach Reworks (Pt. 1 y Pt. 2) (2018 y 2019) y Debussy – Rameau (2020).

En el primero, Ólafsson homenajea al gran compositor minimalista con toda una nueva versión de sus estudios que, sin embargo, en ninguna manera parecen faltarle al respeto a la obra del compositor sino que, al contrario, muestran la maleabilidad y dinamismo que ésta puede tener. Si lo comparamos con otras interpretaciones (incluso las del mismo Glass), encontramos que la propuesta es casi siempre muy distinta, con otros tempos, articulaciones, texturas y colores que generan sensaciones completamente nuevas. Este afán de innovar puede notarse desde el orden en el que se van presentando los estudios (esto es algo que seguirá llamando la atención en los siguientes ejemplos. Quédense conmigo).

La primera publicación de Ólafsson de piezas de Bach consiste en un álbum delicioso conformado por pequeñas espolvoreadas musicales que nos muestran una nueva faceta del compositor barroco. No sólo interpretativamente, sino también en la selección de obras, Ólafsson nos presenta su visión del compositor de manera tan transparente, tan característica y a la vez tan actual como pocas otras versiones. En una de sus justificaciones para el álbum, explica: “Aunque pensamos en Bach muchas veces como el gran compositor de obras gigantes […], creo que también es el maestro de las historias cortas, de la miniatura.”

Sin embargo, la sorpresa mayor llega con sus “reworks”, música que en realidad consiste en varias piezas de Bach que fueron arregladas por músicos contemporáneos, incluso por el mismo Ólafsson para la película The Darkest Hour (2017). Aquí nos encontramos frente a un soundtrack puramente ambiental donde las melodías, como susurradas, te envuelven en un gélido abrazo que llega a resultar hasta mareador. Tanto para éste como para el álbum anterior, el pianista sugiere que su intención es generar una nueva versión de Bach, la versión de nuestro tiempo (así como han existido otras versiones correspondientes a épocas pasadas), habiendo estudiado a profundidad distintas versiones, así como al mismo compositor. Asimismo, Ólafsson concluye que siempre hay que mantener el elemento sorpresa que, en su caso, está en estas reinterpretaciones.

Finalmente, su más reciente publicación llega con otra novedosa propuesta: una en la que el barroco Rameau se encuentra con el impresionista Debussy, para mostrarnos que, a pesar de la distancia temporal, el espacio musical que los separa no es tan lejano. En esta propuesta volvemos a encontrar un orden de las canciones poco ortodoxo, que supone un razonamiento previo. Los retratos y paisajes de Debussy se encuentran con las coloridas pinceladas de Rameau en un constante diálogo, casi un juego, intercalado por las teclas que Ólafsson hace sonar. Podremos notar, al escucharlo, que uno de los aspectos más importantes que intersecan las composiciones de ambos artistas franceses está en la experiencia sensorial –incitada, además, por la maravillosa interpretación–, que va más allá del estímulo auditivo, generando incluso sensaciones físicas o visuales.

Para mí, el descubrir a este pianista me ha llevado al replanteamiento de lo que realmente puede llegar a ser un intérprete: no sólo un medio para poder escuchar obras previamente escritas, sino también una manera de poder mezclar voces y colores de tiempos y realidades distintas, y así (re)presentarlas a los oyentes. Siempre habrá muchas maneras de encontrar una voz y dotarla de unicidad, pero la forma por la que opta Ólafsson asume un estudio y una adecuación tan grandes que fácilmente pueden escucharse reflejadas en su obra. Les recomiendo que, si no le picaron a los links del principio, se regresen y los escuchen ahora o en algún momento de sus vidas.


Fuentes consultadas (que les recomiendo que pasen a visitar):


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