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Nuestros álbumes favoritos de lo que va del 2022

Actualizado: 30 jun. 2022

Llegó el verano y, con él, la mitad del año, una excusa perfecta para compartir con ustedes lo que para nosotres han sido los mejores lanzamientos del 2022. Hemos estado escuchando más música nueva de lo que jamás habíamos hecho, pero decidimos ser concises y bajar nuestra lista a un número digerible. Así que, a continuación y en orden alfabético, nuestros 25 álbumes favoritos de lo que va del año (bueno, del 1º de enero al 31 de mayo). ¡Disfruten!


textos: Sara Araujo / Mathias Ball Escamilla / Bernardo González / Alexa Pereda / Alex Ramírez / Ricardo Roa / Mariana Sánchez / Perla Sánchez / Zahid Serrano / Er Yáñez / Yael Zamora


Augusto Bracho // Música Moderna

Si leyeron nuestra reseña cuando salió el disco, realmente no hay mucho más que decir respecto a lo que lo conforma. Pero la escucha va madurando y siempre se pueden encontrar nuevas cosas que contar de lo mismo. Lamentablemente no he tenido la oportunidad de asistir a ninguna de las presentaciones en vivo (ya que han sido en espacios tan pequeños que a los minutos se agotan las entradas), pero tras su reaparición en los espacios públicos, sí lo he podido escuchar en otros contextos, y a partir de esto siento que he llegado a conocer un poco más de su relación con la música y la escena.

Todavía no logro descifrar el personaje que esconde este seudónimo, pero una serie de afirmaciones sí puedo asegurar:

  1. La música es intimidad; de ahí los conciertos en lugares donde sus públicos lo podrán apreciar tan de cerca, y de ahí también el álbum conformado por una guitarra y su sola voz.

  2. El mayor reto siempre está en hacer de lo más sencillo algo interesante.

  3. También se aprende de compartir y participar en otros proyectos.

Éstas son algunas capas más profundas de la cebolla que conforma Música Moderna, y seguramente conforme más se vaya escuchando, más facetas se irán descubriendo.


Beach House // Once Twice Melody

Victoria Legrand y Alex Skally son el dúo dinámico perfecto y lo han demostrado a lo largo de los años con cada lanzamiento de Beach House. Este año presentaron Once Twice Melody, un ambicioso álbum que reúne —a mi parecer— todas las distintas facetas que han tenido a lo largo de su carrera. El dúo tiene la facilidad de presentar memorables ideas, sencillas pero al mismo tiempo llenas de energía y vigor. A través de guitarras, sintetizadores, secuenciadores y la increíble voz contralto que proyecta Legrand, la dupla de Baltimore se ha consolidado como uno de los grandes exponentes del dream pop. Han demostrado ser un equipo increíble al lograr crear grandes éxitos con tan solo una caja de ritmos, un órgano Farfisa, guitarra y voz.

Como una pequeña maquinita de sueños sonoros, Dream House ha encontrado la fórmula para hacer música onírica y nostálgica, a través de pocos y sencillos elementos que persisten en sus composiciones. Once Twice Melody es un homenaje a la trayectoria de dieciocho años de Beach House, en donde cada pieza demuestra el micro universo musical que han forjado gracias a la enorme conexión que mantienen los integrantes.


Black Country, New Road // Ants From Up There

El segundo disco de Black Country New Road, Ants From Up There, es un deleite para los oídos de los amantes de la música folk, indie y demás géneros de gente blanca hípster. Una gran opción de escucha, y de las mejores del año, con baterías fluidas y guitarras tornasol que brillan en la penumbra de un aburrido panorama musical. De verdad un disco muy rimbombántico y pluscuamperfecto; un ejemplo de bombasticidad y euferinoia que se inmuye en los aparatos auriculares de los humanoides y causa sensaciones de placer, de melancolía y, tal vez más importante, un definido y poco igualado sentimiento de numenoria. Gran disco.


Cécile McLorin Salvant // Ghost Song

Sinceramente yo no conocía a Cécile McLorin antes de este álbum, y debo confesar que su música me ha encantado. Con sólo 32 años, la galardonada cantante y compositora estadounidense logra crear un álbum conceptual de siete canciones originales y otros cinco arreglos sobre nostalgia, locura, extrañeza y fantasmas.

Con toques de géneros como vocal jazz, ragtime, tango e inclusive música cinematográfica; variedad instrumental que incluye flauta, órgano y banjo; técnicas extendidas, compases de amalgama y una estructura cíclica que inicia y termina con dos pistas a capela grabadas en una iglesia: ‘Wuthering Heights’ (en cuyo final McLorin interpreta la clásica canción de Kate Bush) y ‘Unquiet Grave’ (una canción tradicional inglesa que toma la melodía de ‘Dives and Lazarus’, otra melodía popular de Inglaterra que a su vez ha inspirado música de diversas partes del mundo como Irlanda, Escocia y EE.UU), Ghost Song se ha convertido en uno de nuestros álbumes favoritos del año que, sin duda, no debes dejar pasar.


Charli XCX // CRASH

En CRASH, Charli XCX se desvía un poco de su propuesta experimental para traernos un proyecto que mira hacia el pasado, hacia un estilo de dance pop “vintage”. Es reminiscente de la música de los 90 y los dosmil, pero con un enfoque temático en los tratos con el diablo y la sinforofilia (véase Crash de Cronenberg) que mantiene la línea innovadora y fresca de la música de Charli. Sin duda alguna, la artista británica ha llegado muy lejos desde los primeros temas que lanzó hace casi diez años, culminando, hasta el momento, con CRASH. ¿Se deberá a esta nueva oleada de britpop que la ha impulsado? ¿O su madurez como artista y compositora? De cualquier forma, CRASH es una excelente armonía entre lo vintage y lo nuevo, mezclado con el toque de autenticidad inconfundible de la cantante.


Destroyer // LABYRINTHITIS

“¿Qué carajos?”, me pregunto cuando termino de escuchar “It’s in Your Heart Now”, la primera canción de este álbum, el decimotercero de Destroyer. No sé por dónde comenzar a definirla, y eso que apenas va una canción (de casi siete minutos, pero una canción al fin). El título del álbum me da una pista: la laberintitis es una infección del oído interno (vaya) que provoca la inflamación de una delicada estructura llamada laberinto (aaah), y que afecta a la audición y el equilibrio. (oh) La cosa empieza a tener sentido.

Lasciate ogni speranza, voi ch’entrate

Decido que es mejor dejarme llevar, porque cualquier intento de clasificarlo será fútil. Ninguna canción se parece a otra. “Tintoretto, It’s for You” me confunde, me da miedo y me hace bailar, me marea (es propicio). Así sucede con las siguientes canciones. Las voces tétricas y la ausencia de una estructura clara contrastan con los ritmos dance tan infecciosos. Y todo esto dota al álbum de un espectro ominoso. Eso sí, la habilidad lírica de Dan Bejar luce en este álbum. Sus letras se parecen más a una presentación de spoken word,pero sin acaparar el escenario. Creo que el mayor logro de LABYRINTHITIS es conjugar todos los elementos de manera que ninguno opaque a otro. Este viaje vertiginoso es sólo para quienes tienen estómago fuerte.


Emma Ruth Rundle // EG2: Dowsing Voice

Escasos meses después de estrenar el increíble Engine of Hell, la artista de folk oscuro Emma Ruth Rundle nos presentó EG2: Dowsing Voice, una secuela de su primer álbum como solista, Electric Guitar One (2011). Aunque el título de esta segunda entrega indicaría que el hilo conector es la guitarra eléctrica, ERR explicó que el núcleo de la serie es la naturaleza improvisatoria de la música: la primera entrada nació en los transcursos en carretera mientras estaba de gira; la segunda, durante una estadía de dos meses en Gales a principios del 2020. Enfocándose en redescubrir el elemento vocal, Emma buscó canalizar la espiritualidad y divinidad presentes en la naturaleza, usando la voz como un instrumento de radiestesia para encontrar estas energías. Mediante gemidos, gruñidos, gritos y cantos en un lenguaje sin palabras, acompañada por guitarras y escasos elementos más, ERR crea una experiencia musical mística y primitiva. A pesar del carácter denso y experimental del proyecto, este fluye con soltura, como un río subterráneo que se abre paso a través de un mundo cavernoso nunca visto por los ojos humanos, sólo percibido por las almas sensibles.


Future // I NEVER LIKED YOU

¿Ubicas la cara que haces cuando pruebas un limón muy ácido? ¿Alguna vez una canción te ha hecho hacer esa cara mientras mueves tu cabeza de lado a lado, diciendo que no, y de ti sólo sale un sonido similar al de los zombis en Plants vs Zombies? (ghrhhhhh) ¿No? Te reto a escuchar la primera canción de este disco “712PM” sin hacer exactamente lo que te acabo de describir.

El rey de la toxic masculinity regresó justo cuando más lo necesitábamos (¿o necesitaba?), y desde tan sólo leer el título, este disco se convirtió en el anillo con un zafiro enorme, el traje púrpura de Balenciaga y el antifaz para dormir que todxs sus seguidorxs ansiábamos. Este es un álbum que, más que sorprenderte por su producción, sus rimas complicadas, o su concepto novedoso, lo hará por sus atinados features (Kanye, Drake, Thugga, Gunna, Kodak, Tems y Durk entre otros), sus miles de líneas que puedes usar como ig captions, y por el nivel de toxicidad en sus canciones (creo que en un punto insulta a sus propios hijos). Si te molestan este tipo de temas (con los que artistas como Lana del Rey, Taylor Swift y Olivia Rodrigo han hecho carrera) este no es el disco para ti. Si decides darle una oportunidad, asegúrate de tener el volumen al máximo en cada canción y de estar en un lugar privado para que nadie vea las caras que harás.


Harry Styles // Harry's House

Por mucho tiempo, la frase que más escuchamos fue “quédate en casa”, así que creo que todes nos podemos identificar con ese tiempo de introspección cuando no tuvimos otra cosa que hacer más que explorar nuestra propia vivienda. Tal vez no fue un proceso placentero, pero en el camino pudimos redefinir nuestro concepto de hogar y encontrarnos que en ocasiones dejamos pasar por alto las cosas que lo componen. Al menos así lo fue para Harry, quien, alejado de su vida de rockstar, se enfrentó al cambio y en éste encontró un espacio de confort en un lugar que llevaba mucho sin habitar: su propia casa. Dorada y repleta de la gente que ama, pareciera que la casa de Harry voltea a ver a todos lados menos a sí misma. Pero, si pensamos en las cosas que nos hacen nosotrxs y que más extrañamos cuando no podíamos salir, podría ser que cuando remodelamos nuestra casa también pensemos en la alegre música de Harry, que nos recuerda esas pequeñas trivialidades como las pláticas de media noche, nuestres amigues, las personas que amamos, un recorrido en carretera y que el hogar es más que sólo un lugar.


Kendrick Lamar // Mr. Morale & the Big Steppers

Este es el quinto LP de Oklama y nos hizo esperar 5 años para escucharlo (One-thousand eight-hundred and fifty-five days, I've been goin' through somethin'). Es claro que a muchos fans de Kendrick nos fue difícil conectar con las canciones en este disco desde la primera escuchada, pues son rimas que obligan al autocuestionamiento y a las sensaciones incomodas debido a las grandes verdades sobre nuestra sociedad que Duckworth incluye. El ejemplo perfecto de esto es la constante presencia de Kodak Black, una figura polémica por haber sido hallado culpable de agresión sexual y sentenciado a 18 meses en prisión. Este proyecto hace uso de su presentación de doble disco para enfatizar dos versiones diferentes de un mismo Kendrick que, a diferencia de DAMN, se encuentra en un lugar mental y espiritualmente mejor.

En este álbum no encontrarás una narrativa hilada, más bien se trata de canciones centradas en temas aislados que logran conectarse gracias a intros, outros y skits ejecutados de manera sublime que muestran (jugando con el concepto de terapia, baile de tap e introspección) el progreso que ha hecho K.dot en cuanto a sus traumas personales y generacionales que al mismo tiempo abarcan su opinión en la situación actual del mundo.


Kikagaku Moyo // Kumoyo Island

​​Kikagaku Moyo ofrece a nuestros oídos lo más fresco del rock psicodélico. El conjunto japonés resalta distintas tradiciones musicales con guitarras psicodélicas e hipnóticas voces. La banda siempre se influenció del rock setentero y de la música clásica de la india por lo que sobresale el uso del sitar, llevando a cabo melodías que provocan interés tímbrico a cualquier oyente. Es el caso de ”Dancing Blue”, en donde con máxima energía relucen la psicodelia a través de guitarras y mucho movimiento percutivo, y gradualmente el sitar toma la palabra.

Kikagaku Moyo se traduce como patrones geométricos, lo cual nos recuerda a un caleidoscopio, en donde cada integrante representa distintas figuras de colores en un continuo movimiento sonoro. Kikagaku Moyo llega a su fin después de cuatro álbumes de estudio, un par de EPs y sencillos: Kumoyo Island es su manera de cerrar el proyecto y partir rumbo. El álbum representa sólidamente el estilo que consolidaron en sus diez años de carrera en donde destacan increíbles guitarras, líneas precisas con sitar, voces hipnóticas y percusiones perfectamente medidas.


Lady Wray // Piece of Me

Nicole Monique Wray nos deleita con su poderosa voz y sus gloriosas líneas melódicas que acompañan a ricas guitarras, crujientes bajos y perfectos arreglos instrumentales. Aunque “Make It Hot” con su certificado dorado le abrió las puertas a la fama en 1998, Nicole mantiene un lado más íntimo y cálido bajo el nombre de Lady Wray. Dentro de su identidad y bajo su título de “nobleza”, ella ha encontrado una enorme presencia en el escenario y se ha consolidado como una importante voz dentro del Rythm & Blues.

Seis años depués de Queen Alone, Wray regresa con todo el punch acumulado a lo largo de años de ausencia, para ofrecernos Piece of Me, un álbum repleto de increíbles músicos, pero siempre protagonizado por la rica voz de la cantante. Wray logra transportar a su audiencia hacia la época Motown y los cantos en las iglesias de los 70 en Portsmouth, Virginia, además de abordar nostálgicamente los géneros que circulaban en su adolescencia como el funk o el hip hop. Piece of Me es un álbum que no te puede faltar si disfrutas del soul y el R&B; es un perfecto álbum, delicioso y sensual. Destacan “Come On In”, “Under The Sun” y “Beauty In The Fire”.


Mitski // Laurel Hell

Tras el estreno de Be The Cowboy en 2018, Mitski tenía una expectativa muy grande que alcanzar. Cuando anunció un descanso indefinido de la música menos de un año más tarde, no se veía imposible que estuviera cerrando su carrera con su magnum opus. Entre las dudas de un final de carrera, su sexto álbum de estudio llegó a nosotros, quizás cuando más lo necesitábamos. Laurel Hell presenta otro giro sonoro, solidificando una discografía en la que, a grandes rasgos, nada se vuelve a repetir. Y aunque algunas canciones, como “Valentine, Texas” o “Everyone”, aparentemente buscan recrear sensaciones que ya tuvieron su momento en álbumes pasados, destacan sus momentos únicos: “Should’ve Been Me”, “That’s Our Lamp” y “Working for the Knife”.

Laurel Hell logra transgredir los límites previamente establecidos por Mitski en cuanto al lenguaje que utiliza para mirarse a sí misma de forma introspectiva; sigue siendo autocrítica, pero no necesariamente tan dura con sí misma como antes. De esta forma, abriendo las puertas a un tipo de catarsis musical distinto que, si bien puede ser extraño para un escucha de Mitski acostumbrado al dolor de los álbumes pasados, se recibe con los brazos abiertos como un ligero paso adelante en una siempre prometedora carrera musical.


Orville Peck // Bronco

Dentro de todas las mitologías del anonimato, Orville Peck ha conseguido hacer de su no-identidad una figura completa, representativa de un cambio en la concepción de la música country en un mundo posguerra de Irak, en la que no sólo caben sino protagonizan artistas que salen de la heteronormativa blanca. Con su segundo álbum, Bronco, Peck no busca reinventar el género, sino que retoma estéticas de los fetiches románticos estadounidenses y las embellece con homoerotísimo, una liberación emocional desbordada y un clásico sonido sureño que nos empapa de una nostalgia fantasma, para compartirnos un Oeste mítico actualizado y reimaginado.

Si el debut de Peck es cine arte, Bronco es un blockbuster: destacan la producción reluciente y la voz espectacular del cantante enmascarado —cuyo canto ha mejorado tremendamente en poco tiempo—, pero el álbum se siente largo y recurre en algunas ocasiones a elementos trillados. Sin embargo, destacan muchas canciones (entre ellas “Daytona Sand”, “Lafayette”, “Hexie Mountains”, “Any Turn” y “C’mon Baby, Cry”) por ser composiciones buenas con sonoridades dinamicas y letras que proponen algo fresco. En este sentido, Bronco es un álbum kinético que permite adentrarse en su sensibilidad, haciendo del anonimato de Orville Peck una especie de lienzo en blanco para pintar la añoranza y el deseo propio.


Pusha T // It's Almost Dry

En lo que va de este año no se ha grabado un disco con mejores líneas que este (ni siquiera Mr. Morale). Todo fan de Pusha T sabe qué esperar cuando anuncia un nuevo álbum: una producción concisa, versos increíbles, un par de “yughhhs” en cada canción y mucha, mucha cocaína. Sin embargo, en esta ocasión Push nos entrega un producto con una fórmula mejorada; parece ser que cuatro años fuera de la cocina le crearon un deseo por innovar. Dentro del laboratorio reclutó a los dos mejores químicos del mundo (Pharrell y Kanye West) para que cada uno produjera la mitad del brick, mientras que en las calles involucró a sus corredores de confianza (Jay Z, el mismo Ye, Kid Cudi, y su hermano Malice) para que cada uno añadiera su toque a la mezcla. El resultado fue una sustancia con una calidad indudablemente superior y sumamente adictiva.

En una entrevista, Push declaró que le gustaría ser considerado como el Martin Scorsese del coke rap. El público nunca esperará que el aclamado director haga una sci-fi o un musical, y puede que no seas fan de las pelis con un tema enfocado al crimen o mafias, pero siempre que quieras ver una película así, es muy probable que termines eligiendo una de Scorsese; siempre que quieras coke rap, deberías escuchar un álbum de Pusha T.


Rosalía // MOTOMAMI

Son las dos de la mañana, los jeans se enredan cada vez más a tu cadera y la blusa se resbala de tus hombros. Tus manos navegan y deforman el aire en el que bailas. Aplaudes. Cantas, no, casi gritas. La luz va y viene de tus ojos. Das saltos. Ba-jas-un-do’-tre’- rosas-sin-tarjeta-se-la-mando-a-... La piel en curva deja pasar las miradas. Meneas el cabello como meneas lo vocal. Tu amiga se lame los labios. Bailan con los ojos clavados, se ríen.

Te pides otro trago y te sientas unos minutos. Facetime con Milano. Checas tus mensajes. Hay un mar de horas en medio. Te gana la memoria. Cantas como diva con los dedos. Luego la nostalgia y suena Hentai. Por fin el olor del bar se hace notar. Huele a gente, te das cuenta: el bar está atascado. So, so, so, so Good. La incomodidad se sienta a tu lado foránea. Desparramada niegas con la cabeza a lo que te susurra en el oído. Pero son casi las cinco de la mañana y Rosalía ya es sólo ruido. Sonidero de la náusea. Llévame lejo de aquí… keep it cute.

La mañana se quiebra en lamentos.

Flor de sakuraaaaaa.

Tan linda te veías.

Flordeeesakuraaaaaaa.

Lloras-no.

Gritas-no.

Sólo pones SAOKO de fondo.


SASAMI // Squeeze

Sasami Ashworth presenta Squeeze, un álbum para todos los gustos. A lo largo de sus diez canciones, el álbum abarca varios géneros musicales, desde un nu metal reinventado, hasta country y tintes de hyperpop. Aunque estos puedan estar un poco desordenados, cada parte de este trabajo tiene un lugar digno de ser escuchado. “Skin a Rat”, la primera canción del álbum, propone una especie de estética sonora violenta pero, a partir de “The Greatest”, Sasami se muestra vulnerable, dando pistas sobre el contenido de Squeeze.

Pensando en su título, a lo largo del álbum la cantante exprime sus emociones en torno al amor de una forma en la que el canto hacia una persona otra se vuelve a su vez un canto metafórico hacia la música, la experiencia creativa y la vida que esta necesita. Canciones como “Call Me Home” y “Not a Love Song”, así como las canciones antes mencionadas, se posicionan como lo mejor del álbum mientras que “Need It to Work”. “Make It Right” o “Sorry Entertainer”, se entremezclan temáticamente como la insistencia de una artista por triunfar. Incluso considerando su variedad, hay partes de Squeeze que no se sienten realmente novedosas; es en su conjunción que el álbum funciona de la mejor manera.


The Smile // A Light for Attracting Attention

Thom Yorke siempre nos sorprende con tremendos bailes, su característico falsete y por supuesto con sus múltiples proyectos alternos. Esta vez se reunió con Jonny Greenwood y con Tom Skinner de Sons of Kemet para crear The Smile, una banda que resuena con increíbles sintetizadores, electrónica, elementos de afrobeat, y el ingenio composicional y musical que han amarrado tan bien Yorke y Greenwood a lo largo de sus carreras. A Light for Attracting Attention llegó gradualmente a nuestros oídos este año, prometiendo ser sin duda uno de los más destacados álbumes alternativos, y una reunión que todo fan de Radiohead celebró a 6 años del lanzamiento de A Moon Shaped Pool. El álbum incorpora lo mejor de cada integrante: el ingenio composicional y las guitarras de Greenwood; las perfectas y medidas percusiones con las que Skinner completa cada pieza; y la increíble voz e ingenio musical que plasma Yorke en su música. The Smile llega este año con mucha energía y contundencia para ofrecernos nueva música y muchas emociones a lo largo de cada pista. Si te gusta Radiohead, Jonny Greenwood, Sons of Kemet o Atoms for Peace, esta banda es para tus oídos.


SOUL GLO // Diaspora Problems

Disculparía a cualquiera por confundir los primeros instantes de Diaspora Problems por un disco despreocupado y divertido: “Gold Chain Punk (whogonbeatmyass?)” abre con la famosa música de 20th Century Fox interpretada por un bong y un riff de guitarra avivado y alegre. Pero, inmediatamente después, la banda revela la verdadera cara de su creación, un álbum de hardcore desgarrador tanto en la ferocidad de su música como en el contenido de su letra.

“Can I live?” grita Pierce Jordan repetidamente tras ese comienzo engañoso y pareciera que nunca se ha hecho una pregunta con más urgencia: ¿puedo yo, un hombre negro, vivir en esta sociedad que atenta diario y descaradamente contra mi vida? Estas tres palabras resuenan con fuerza a lo largo de las 12 canciones del proyecto, en las que Jordan desarrolla temas de salud mental, trauma generacional, pobreza, resistencia, hartazgo con una izquierda pusilánime, comunidad y amor mediante gritos desenfrenados y con un flow demencial. Con música igual de agresiva, dinámica y matizada, SOUL GLO nos presenta una obra que, quizás más que cualquier otra en tiempos recientes, demuestra la relevancia del hardcore como un vehículo de lo personal y lo político que trasciende las fronteras del arte.


Spoon // Lucifer on the Sofa

El décimo álbum de estudio de Spoon, Lucifer on the Sofa, es una estupenda adición al ya de por sí amplio y rico catálogo de la banda texana. Después de una etapa más experimental con Hot Thoughts (2017), que dejó la vara muy alta, Britt Daniels y compañía decidieron volver a lo más esencial del rock con un disco que no coquetea con adornos. Acá tenemos voces y guitarras rasposas, riffs pegadizos, coros misteriosos, baterías que nos obligan, cuando menos, a seguir su ritmo con el pie. El sencillo “The Hardest Cut” es quizás el que mejor retrata este concepto, pero “Feels Alright” o la propia “Lucifer on the Sofa” merecen mención honorífica.

En general, escuchar este álbum es divertido, pues no hay ataduras ni complejidades; simplemente es cool. A pesar de la diversidad que hay entre las diez canciones que lo componen, Lucifer on the Sofa es una experiencia cohesiva y portentosa. Spoon es una banda que a veces merodea por debajo del radar y puede ser fácil pasar por alto joyas como ésta. La verdad es que los texanos lo han vuelto a hacer.


Trophy Hunt // The Branches on Either Side

El segundo álbum de les neoyorquines Trophy Hunt es un prisma empañado reflejando luz celestial. Al contrastar y complementar la violencia frenética del screamo con pasajes melódicos y texturizados reminiscentes del black metal, el grupo ha forjado un sonido retorcidamente hermoso. A pesar de su brevedad, The Branches on Either Side también logra una complejidad temática rica que ayuda a hacer del proyecto uno todavía más cohesivo y absolutamente cautivador. Las palabras no pueden hacer justicia a este álbum, una obra de arte verdaderamente espectacular.


Undeath // It's Time... to Rise From the Grave

El death metal puede ser poco acogedor: rápido, ruidoso, extremadamente agresivo e infame por su letra macabra, es un estilo de música rodeada por un aura sombría. Desde sus inicios, los integrantes de Undeath han dicho que a la chingada con eso y este año, con su segundo álbum It’s Time… to Rise From the Grave, realmente están comprobando lo divertido que puede ser el death. Hay poco matiz en cuestión de intensidad y agresión a lo largo del disco y las 10 canciones comparten la misma estructura convencional, pero todo fluye tan bien y nunca llega a sentirse monótono porque la música es dinámica e infecciosa; en un nivel incluso se sienten como canciones de pop en cuestión de ese elemento pegajoso y casi bailable con el que es tan difícil dar. Undeath no está reinventando la rueda del death metal, pero su interpretación es deliciosa y refrescante: invocan el apocalipsis zombie no a través de un ritual oscuro, sino a través de una fiesta de ultratumba.


The Weeknd // Dawn FM

Este disco salió el 7 de enero del 2022 y, tras escucharlo ese día, no me quedó la menor duda de que sería el mejor disco del año; transcurridos seis meses, sigo sin tener dudas. A estas alturas probablemente ya conoces de qué va el álbum: tiene 16 canciones, dura poco menos de una hora y posee una temática de estación de radio, en la que el locutor es Jim Carrey (ya sé, wtf, pero hace un trabajo increíble) y Abel hace los jingles publicitarios. Pero esta estación de radio juega como una analogía para una transición hacia la muerte, o hacia otra existencia, o hacia otra etapa en tu vida. Y justo este es el tema, en mi opinión: Dawn FM es excelente, no me canso de escucharlo y, honestamente, estoy algo obsesionado con todas sus canciones, pero lo que lo hace uno de los mejores discos que he escuchado en mi vida es precisamente el perfecto funcionamiento entre un concepto bastante original, una producción increíble, y letras sumamente poderosas y tóxicas.

He platicado con más personas que escucharon el disco y la mayoría ni siquiera cree que debería estar en esta lista. Esto me hizo preguntarme si no tendré un tumor en el cerebro o una deficiencia auditiva, porque no me explico cómo puedes escuchar “Starry Eyes” o “Every Angel Is Terrifying” y no derretirte con la explosión de sintetizadores y vocales preciosos.


Wet Leg // Wet Leg

Enérgico, simple y directo al punto, Wet Leg debutó en el número uno de UK Albums Charts después de que su primer single se convirtió en un hit viral de Tiktok. El álbum de este dúo de Isle of Wight nace cuando estas dos amigas despreocupadas decidieron darle un giro a su música y a su vida después de ir a un concierto de Idles, y esa naturaleza despreocupada se refleja a la perfección en sus melodías contagiosas con tintes de post punk. Pero no confundan su música divertida y ligera con algo fácil, es ese ingenio e idiosincrasia lo que la hace tan disfrutable y un éxito. Sus tonos cómicos y nihilistas son audaces sin ser pretenciosos: a Wet Leg no le interesa aparentar ser algo que no es ni pensar si van a ser recordadas años adelante. Definitivamente vivimos en una época en la cual tenemos que aprender a bailar ante la incertidumbre o perder la cordura. Por eso, a veces necesitamos abrazar la pasividad en nuestra “Chaise Lounge” escuchando Wet Leg, que lo que mejor saben es hacerte disfrutar el momento mientras se burlan de la vida con cinismo.


yeule // Glitch Princess

El segundo álbum de yeule, proyecto musical de lx compisitorx y productorx no binarie Nat Ćmiel, es una escucha desafiante y a momentos desgarradora, al hablar de temas como la dismorfia corporal, la salud mental y la desconexión. Situándonos en una era digital donde se pierden los límites y las fronteras, los extremos incómodos de Glitch Princess nos transportan a un estado reflexivo para cuestionar tanto la oscuridad como la belleza. Las canciones están repletas de la dualidad: el amor y destrucción, lo interno y externo, lo humano y sintético. yeule cuestiona su propia corporalidad, la desconexión entre cuerpo y mente y lo que es ver más allá de lo físico, invitándonos a descubrir que no todo es lo que aparenta a simple vista.

En este proyecto, yeule trabaja con Danny L Harle, uno de los integrantes de PC music, y en conjunto han creado un sonido que busca cambiar el significado de lo que es hacer pop hoy en día. A través de este sonido exploran la dicotomía entre lo natural y lo sintético, contraponiendo melodías vocales hermosas con voces y ruidos extremadamente distorsionados para abordar la vulnerabilidad humana.


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